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Tratamiento

Además de la enfermedad renal primaria, hay otros factores que influyen en la progresión de la insuficiencia renal crónica, como la hipertensión arterial no controlada, las infecciones urinarias, la obstrucción de la vía urinaria, y la ingestión importante de analgésicos, entre otros. La insuficiencia renal crónica no tiene curación en la actualidad y, en general, la enfermedad avanza aunque se mantengan bajo control los factores mencionados.

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El tratamiento de la insuficiencia renal crónica, por lo tanto, se orientará a:

  • Intentar neutralizar el daño existente en el momento del diagnóstico.

  • Evitar los factores asociados a la insuficiencia renal, que puedan provocar y potenciar las lesiones renales anteriormente citadas.

  • Evitar los factores que provocan esclerosis glomerular, como el exceso de proteínas y la hiperglucemia y, de esta manera, retrasar la evolución de la enfermedad.

  • Ir tratando los síntomas y afecciones que aparezcan a medida que progresa la insuficiencia renal.

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Conducta dietética en el síndrome urémico

Es fundamental llevar un control de la nutrición en la insuficiencia renal.

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Objetivos:

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  • Ralentizar la progresión de la insuficiencia renal y mejorar la sintomatología urémica reduciendo la ingesta de proteínas.

  • Normalizar el equilibrio interno ajustando la ingesta de agua, electrólitos y minerales, y restaurar y mantener un buen estado nutricional.

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Pautas básicas:

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  • Controlar y reducir normalmente la ingesta de fósforo, proteínas, potasio (en fases avanzadas).

  • A su vez hay que controlar y administrar la cantidad de calcio, fósforo, bicarbonato, hierro (en ocasiones se necesita eritropoyetina, más conocida como 'EPO', para controlar la anemia).

  • Control de la HTA; muy importante para evitar la progresión de la enfermedad.

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Hemodiálisis

Es una técnica de depuración extracorpórea que consiste en poner en contacto, a través de una membrana semipermeable, la sangre con un líquido que contribuye a que se depure y se desprenda del agua excedente y de los solutos urémicos (toxinas que se acumulan como consecuencia de la disminución del filtrado glomerular).

Suele practicarse tres veces por semana durante 3-5 horas por sesión,

dependiendo del paciente y su situación individual. Antes de comenzar la

hemodiálisis se requiere la preparación de un acceso vascular, es decir,

la preparación del sitio desde donde se sacará la sangre para dirigirla a la

máquina de diálisis y donde volverá una vez depurada. Para ello, es necesaria

una pequeña intervención quirúrgica generalmente en el antebrazo. Lo más

habitual es que se cree una fístula uniendo una arteria con una vena, lo que

origina un vaso de gran calibre desde donde se puede sacar y meter sangre

fácilmente. Con menos frecuencia se implanta un injerto artificial entre una arteria

y una vena o, rara vez, se utilizan catéteres directamente a la vena.

Habitualmente las fístulas se pueden utilizar durante muchos años sin problemas,

sin embargo, existe un pequeño riesgo de complicaciones, como infecciones,

trombosis, hemorragias, etcétera, que pueden llegar a ser importantes.

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Diálisis peritoneal

El peritoneo (membrana que tapiza las paredes de las cavidades abdominal y pelviana y cubre las vísceras) actúa en este caso como membrana semipermeable. Es una forma sencilla (aunque a primera vista pueda parecer complicado de entender que la depuración pueda hacerse “en nuestra propia tripa”) de practicar diálisis en el propio domicilio del paciente, lo que permite adaptar el tratamiento a su estilo de vida y actividades diarias.

Se usa principalmente en pacientes con alteraciones

cardiacas, niños, diabéticos, ancianos o

pacientes con contraindicación para la hemodiálisis;

sin embargo, este método no puede emplearse

en personas que tengan el peritoneo dañado

(a causa de una peritonitis o adherencias).

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Trasplante renal

Consiste en la implantación quirúrgica de un riñón sano proveniente de un donante.

Como la necesidad de órganos es superior a las donaciones, el paciente generalmente

permanece durante un tiempo más o menos prolongado en lista de espera para trasplante,

aunque también existe la posibilidad de recibir un riñón de Donante Vivo. En este caso el

donante deberá someterse a varias pruebas para garantizar la compatibilidad del órgano

del donante con el organismo del receptor (persona que va a recibir el trasplante).

Durante este tiempo, el receptor permanecerá en tratamiento con diálisis.

El trasplante renal es el tratamiento de elección de la insuficiencia renal crónica,

aunque para ello es necesario que haya un órgano disponible. España es actualmente el

país en el que más trasplantes renales se practican al año, y se realizan principalmente

con órganos procedentes de donante cadáver, aunque cada vez se extiende más la práctica

de utilizar riñones procedentes de donante vivo (normalmente un pariente del enfermo).

Es preciso que el donante (cadáver en la mayoría de los casos) no presente infecciones, 

cáncer, alteraciones renales, hipertensión arterial grave, ni sea portador del VIH.

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